sábado, 20 de junio de 2009

aguas de mar

Un montículo de guijarros que solo vomita la playa, hablan de mi comportamiento y me abruma recordarla.

Esas olas que muy lentas borran terribles pisadas, y esas ascuas encendidas testigo de la piel, en las arenas caldeadas.

La intemperie roe al barco con una herrumbre nefasta, hesita mi caparazón si solo al lado me pasas.

La impronta que dejó su beso barrunta cuanto la amaba, en el barullo del pueblo yo veo en todos su cara.

Albricias le doy a cualquiera que de su vida me habla, pues no me puedo acercar ni a 10metros de su casa.

Teniendo a otra en mi hamaca ni así yo puedo olvidarla, y sus celos aunque morbosos los extraño aquí en mi barca.


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