VIOLONCHELISTA DE GAMBA
Una noche bohemia fui al conservatorio y tu estas ahí “pelandusca” sentada en un medio banco de caoba y ébano Disponiéndote a interpretar una sonata de Vivaldi, tu posición era exótica con las piernas abiertas siempre y el aro en tu mano lo ondulabas como un falo ardiendo, me mirabas fijamente con ganas de no se que cosa, y yo como un looney tune de cera solo te miraba al pecho mientras tañabas las cuerdas del instrumento de viento, al final de la velada te invite a un café en la esquina y a sentiste con un gesto nada mas claro era un hecho, ya ambos en el restaurante hablamos de cosas que se llevo el tiempo y la taza olvidada con su aroma despabilante retomo el necesario silencio, yo te mire las piernas regularmente abiertas, pensé que grande es la carga y no es el violonchelo me preguntaste – que miras, y yo respondí – “tu asiento”, ese fue el tema mas largo fumamos se llenó el cenicero, el mesero pregunto quiero algo mas?, y yo prorrumpí su lecho, la carcajada explot
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